Empatizo con…



Empatizo con cada mirada,
con cada palabra,
con cada sueño;
de los que partícipe me hagan
y cuenten a la cara
con emoción,
con esperanza,
con ese deseo ardiente
de convertir el afán
en algo tangible a los sentidos
y a la ilusión exaltada.

Igualmente la pena
me hace acariciar el alma,
la desdicha,
el desconsuelo, el miedo,
la angustia,
que hace angosta la garganta
y revierte en río de lágrimas,
permitiendo que en lodazal
dancen las ánimas.

Y empatizo en el silencio
de aquel que todo lo calla,
del que no percibes nunca
la alegría o destemplanza,
que se debate los días
en el alambre inestable
del que penden las palabras
cuando no hay oídos dispuestos
a ordenarlas
y cuando la desolación
no le permite aplacarlas
y verborrea la vida
sin pararse a disfrutarla.

Y empatizo,
¿cómo no?,
con el que incapaz se proclama,
de sufrir por el que pierde
y no envidiar al que gana;
por tener un corazón
recluido en una caja,
sin permitir que acelere
ni amenazar con saltar
en arritmia desatada.

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